martes, 11 de diciembre de 2007

Publicación sobre el Banco del Sur

En un trabajo conjunto La Rede Brasil (Red Brasilera sobre Instituciones Financieras Multilaterales,la Red Jubileu Brasil y Jubileo Sur/Américas han editado esta publicación que invitamos a reproducir ampliamente.

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Banco del Sur: Una perspectiva de integración desde los pueblos


¿Qué es el Banco del Sur?
En febrero de 2007, Argentina y Venezuela, y poco después Bolivia, Ecuador, y Paraguay, cerraron un acuerdo para crear un banco de financiamiento al desarrollo de y para los países del Sur: el Banco del Sur. El día 3 de mayo, en una reunión entre el presidente de Ecuador y los ministros de Economía, Finanzas y Hacienda de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Venezuela y Ecuador, Brasil afirmó oficialmente que se integraba al proceso. El día 25 de junio, Uruguay, hasta entonces el único país del MERCOSUR que no era parte de la iniciativa, decidió participar activamente de la creación del Banco del Sur. Otros países como Chile y Colombia también mostraron interés, participando de algunas reuniones como observadores.

Durante la reunión del día 3 de mayo realizada en la ciudad de Quito, Ecuador, se aprobó la “Declaración de Quito” que expresa el acuerdo entre los ministros en diseñar una nueva arquitectura financiera para América del Sur, apuntando al fortalecimiento del continente en la globalización financiera y comercial, y priorizando las necesidades básicas del pueblo Suramericano. Además de dar prioridad a la creación del Banco del Sur como banco de fomento al desarrollo, definiendo así sus objetivos, funciones, gestión, régimen de capital (origen y valor de los recursos) y cronograma, los ministros acordaron en:
1) analizar la posibilidad de creación de un Fondo de Estabilización para ayudar a los países en momentos de crisis;
2) avanzar en el desarrollo de un sistema monetario regional, que podría iniciarse a través del comercio bilateral en monedas domésticas, por ejemplo Argentina y Brasil, para después crear una moneda común de la región;
3) invitar a todos los países de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) para que se incorporen a la iniciativa.

Sin embargo, las negociaciones hasta ahora avanzaron apenas en relación al banco de fomento. Su lanzamiento fue postergado dos veces por falta de consenso en torno a algunas cuestiones que pueden determinar qué desarrollo este banco va a financiar y recién se concretó el día 9 de diciembre de 2007 en Buenos Aires, Argentina. A partir de esa fecha, los países miembros del banco tendrán 60 días para elaborar sus estatutos, definiendo así objetivos, funcionamiento y estructura del Banco.

La importancia de otro banco de fomento al desarrollo
El modelo actual de financiamiento al desarrollo implementado a través del endeudamiento y las Instituciones Financieras Internacionales (IFIs), como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha llevado a los países de América latina y el Caribe, y al Sur en general, a un círculo vicioso de dependencia financiera y política, generando más empobrecimiento, desigualdad y destrucción del patrimonio social, ambiental y cultural.

La base de este modelo predatorio ha sido el uso de condicionalidades a los préstamos para garantizar la implementación de políticas neoliberales que promueven la liberalización comercial y financiera, desregulación total de las economías, privatización de los servicios públicos y la disminución del papel del Estado, en tanto proveedor de bienestar social, subordinándolo a los intereses del sector privado. Estas políticas utilizan el endeudamiento público para garantizar la transferencia de capital, de los países “tomadores” de préstamos hacia los llamados “acreedores” y el fortalecimiento del papel de las empresas transnacionales como “dueñas” y gestoras de todos los servicios esenciales para el desarrollo de cualquier nación, como educación, salud y cuidado de los territorios y los recursos naturales. Además de no haber generado el tan prometido crecimiento económico, no haber desarrollado nada o integrado nada de nada, ese modelo ilegítimo ha creado un drenaje permanente de capitales y recursos en concepto del pago de intereses y ganancias y una deuda ecológica, histórica, social y cultural cuya restauración y reparación es obligación de todos los estados.

Frente a esa experiencia aún vigente en la región, el Banco del Sur podrá ofrecer una perspectiva distinta. Podrá ser un mecanismo público de financiamiento de un desarrollo integrador de forma soberana, autónoma y social y ambientalmente justa, controlado por los países del Sur, capaz de incentivar la solidaridad y complementariedad entre sus miembros, superando las asimetrías y desigualdades y la dependencia de la región a las Instituciones Financieras Internacionales, como el Banco Mundial y el BID. Es una oportunidad importante para reconquistar nuestra soberanía y fortalecer un proceso de integración regional acorde con los derechos de los pueblos.

Esta es una oportunidad inédita, entonces, para las organizaciones y movmientos sociales de influir en la creación de esta institución, tanto en cuanto al tipo de desarrollo que este banco podrá promover a través de sus financiamientos como en relación a su propia estructura y funcionamiento.

De esta forma, es preciso garantizar que el Banco del Sur sea de hecho democrático, participativo y económico, social y ambientalmente justo. Sobre todo, el Banco del Sur no debe reproducir el modelo de las actuales IFIs que sirven como instrumento de implementación de los intereses colonizadores de Estados Unidos y Europa, y del gran capital nacional e internacional. En caso contrario será sólo un banco más. El Banco debe constituirse en un instrumento de desarrollo de los países y de las poblaciones, orientando su financiamiento a las necesidades nacionales y regionales.

Lo que está en juego en las negociaciones
Uno de los problemas más inmediatos en relación a la creación del Banco del Sur ha sido la falta de transparencia y participación de la sociedad en el proceso de construcción y elaboración de lo que será el Banco. Este es un problema grave, porque propuestas autónomas de financiamiento al desarrollo de América Latina y el Caribe solo pueden tener éxito si son construidas de forma colectiva, contando con las contribuciones de organizaciones y movimientos sociales. La poca información divulgada en relación a las negociaciones entre los gobiernos, aumenta la necesidad de que las organizaciones y los movimientos sociales se incorporen a este debate para influir en el proceso. A continuación se señalan los principales puntos en conflicto entre los países:

Puntos de conflicto entre los diferentes gobiernos del Banco del Sur
Propósitos: ¿un Banco del Sur para qué y para quién?
Financiar megaproyectos de infraestructura, a través principalmente de la IIRSA y monocultivos de agrocombustibles. (Brasil, Argentina y Venezuela) Financiar la soberanía alimentaria, y energética, medicamentos genéricos, investigación y desarrollo, infraestructura local y microfinanzas. (Ecuador)
Volumen de recursos

El mismo volumen de recursos de todos los miembros, o cuanto más recursos más poder. (Brasil, Argentina y Venezuela) Volumen de recursos proporcional a las economías de los países miembros sin que esto afecte el poder de decisión. (Ecuador, Bolivia, Paraguay y Uruguay)

Sistema de poder
“Un dólar – Un voto”: poder de decisión proporcional a los recursos invertidos en el Banco, conforme al modelo de las IFIs (Brasil, Argentina y Venezuela). En la reunión de Río (octubre 2007), Brasil y Argentina plantearon la posibilidad de instalar un sistema doble de poder. Los gobernadores del Banco (uno por país) tendrían el mismo poder de voto “político”, independientemente de los recursos invertidos, pero el poder de los directores ejecutivos (responsables por las decisiones cotidianas) sería proporcional al capital invertido. Esto daría más poder a países como Brasil, Argentina y Venezuela, reproduciendo la lógica desigual de las IFIs. Los países pueden también decidir por un sistema basado en “Un país – Un voto” exigiendo a cambio, de forma injusta, el mismo aporte de capital de todos. “Un país – Un voto”: un sistema de poder igualitario independientemente del capital invertido, que debe tener en cuenta la situación económica de cada país. (Ecuador, Bolivia, Paraguay y Uruguay)

Gestión

Inmunidad para funcionarios y documentos privados. (Argentina y Venezuela)Romper la inmunidad de funcionarios, documentos públicos, participación de la sociedad civil y realización de auditorias externas (Ecuador)

Fuentes de capital
Captación de recursos a través del mercado de capitales y recursos de las IFIs. El gobierno de Brasil “parece” defender recursos del mercado que tienen las “garantías” necesarias.

Todos los gobiernos proponen que las IFIs puedan invertir en el Banco, aunque sin tener poder de voto. Reservas internacionales, tasas globales y donaciones. (Ecuador) Esta propuesta supera la dependencia en relación a los mercados, que en el caso de las IFIs, por ejemplo, permite justificar la rentabilidad por encima de cualquier costo.

Países miembros
Sólo América del Sur (Brasil) América Latina y el Caribe, y otros países del Sur

Además de estos puntos de conflicto, existen cuestionamientos en relación a otras propuestas que tienen que ser discutidas con la sociedad, por ejemplo:
• ¿Qué se propone en relación al fondo de estabilización y al sistema monetario regional? ¿Qué significa esto para las poblaciones y cuáles son sus posibles impactos?
• ¿Será creada una sola institución que al mismo tiempo sea un banco de fomento y un fondo de estabilización? ¿No son funciones diferentes?
• ¿Qué otras estructuras de gobernanza serán implementadas para garantizar la participación igualitaria de los países y una eficaz participación y control de parte de las organizaciones y movimientos sociales?
• ¿Cómo será la relación del Banco del Sur con los acuerdos financieros internacionales ya existentes?
• ¿Cómo será la relación del Banco del Sur con las IFIs? ¿Será de dependencia, subordinación o asociación, o el Banco va a construir un sistema financiero transformador buscando la salida de estas instituciones y de sus políticas de los países del Sur?

Lo que queremos:
• Que el Banco promueva la justicia socioambiental y los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales en todas las instancias – tanto en los proyectos financiados, como en el funcionamiento del propio Banco; que impulse el reconocimiento y reparación de las deudas ecológicas, sociales, culturales e históricas. Un Banco del Sur solidario tiene que contribuir a superar lo que años de colonización, imperialismo y el capitalismo causaron y continúan causando a los pueblos del Sur y el medio ambiente, y no sólo evitar o mitigar impactos.
• Que el Banco promueva la igualdad regional, de género, raza, etnias y generaciones, interna y externamente. De esta forma el Banco deberá tener una cláusula inclusiva para cada financiamiento a los países, a fin de que los proyectos presentados consideren estas dimensiones y adopten medidas de acción afirmativas internamente.
• Que los financiamientos consideren cuestiones internas de cada país. El Banco deberá priorizar apoyos a los países en situación de mayor vulnerabilidad que considere las desigualdades internas, evitando el control de esos recursos por parte de las grandes empresas y/o elites locales.
• Que el Banco prohíba la imposición de condicionalidades – implícitas o explícitas – que han servido como un instrumento de control y violación de soberanía.
• Que se evite la acumulación de nuevas deudas que puedan resultar en la transferencia negativa de capital entre los países.
• Que el Banco tenga un código de conducta que garantice la justicia financiera y socioambiental de los países que accedan a los créditos y del propio Banco.
• Que el Banco vincule el crédito al respeto y promoción de los derechos humanos.
• Que el Banco promueva la integración social y cultural de los pueblos sin dejar de resguardar la autonomía de cada uno para decidir sobre sus relaciones con el Banco.
• Que el Banco defina metas anuales y plurianuales para responder a las demandas históricas de nuestra región, como por ejemplo:
- metas para cumplir con el derecho a una vivienda digna para el 100 % de las poblaciones urbanas y rurales de América del Sur;
- garantía de escuela pública, gratuita y de buena calidad para todos los niños de la región;
- financiamiento a políticas públicas de soberanía y seguridad alimentaria y nutricional para que ninguna persona de la región sufra hambre;
- financiamiento de la reconstrucción de la capacidad productiva de nuestros países, con vistas a atender todas estas demandas.
• Que tenga una política de información que sea transparente y accesible, posibilitando el monitoreo de sus operaciones por parte de la sociedad.
• Que garantice espacios institucionales (y no institucionales) de participación efectiva, amplia y diversificada de los movimientos sociales y organizaciones populares en la definición de las estrategias y políticas, en la elaboración de criterios de financiamiento del Banco y en la definición de los créditos.
• Que permita la realización de auditorias externas de sus políticas, préstamos y funcionamiento interno.
• Que los directores de todos los países en el Banco presenten una rendición de cuentas periódica de sus acciones a la sociedad y a sus respectivos parlamentos, garantizando el derecho de los parlamentarios de interpelar a los expositores.
• Que no permita inmunidad a sus funcionarios. Es importante que los funcionarios sean responsables por problemas relacionados a determinados proyectos.
• Que tenga un proceso decisorio igualitario para que el Banco no sea dominado por los países más ricos de la región. Para esto el voto tiene que ser por país y no por valor de la cuota. Las contribuciones financieras deben considerar las condiciones específicas de cada país, pero esto no debe afectar el poder de voto.
• Que prohíba la posibilidad de tener como accionista a las Instituciones Financieras Internacionales, aún sin poder de voto, ya que el recurso otorgado normalmente permite influencia política. Esto debe valer también para países del Norte que han actuado históricamente de forma perversa en nuestros países, siendo deudores de enormes deudas históricas, ecológicas y sociales a los países del Sur.
• Que el proceso de elección de candidatos a la presidencia y otros cargos claves del Banco sea democrático – pasando por un amplio proceso de consulta en los legislativos y la sociedad civil de cada país.

Para concluir, el Banco del Sur tiene que basarse en una lógica que no sea dominada por criterios financieros, pero sí por la complementariedad, reciprocidad y solidaridad a partir de estrategias de desarrollo diferentes de las políticas neoliberales y desarrollistas. El Banco no puede condicionar el acceso al crédito a proyectos esencialmente rentables, a indicadores macroeconómicos o a la contratación de determinadas empresas como ejecutoras de los proyectos. Siendo así, el Banco no debe apoyar los proyectos de liberalización comercial, financiera y privatizaciones (o las Asociaciones Público – Privadas) propuestas y apoyadas por las IFIs, como por ejemplo, la Iniciativa de Integración de Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA).

Por el contrario, el Banco debe servir como instrumento capaz de resistir y superar los impactos negativos de la globalización económica y política, apoyando el desarrollo interno y regional autónomo, recuperando el papel del Estado como proveedor de bienestar socioambiental de manera de transformar la región.

La IIRSA: no es esa la integración que queremos que el Banco del Sur financie
La Iniciativa de Integración de Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) es un plan firmado por doce gobiernos de los países de América del Sur para integrar la infraestructura de los sectores de transporte, energía y telecomunicaciones. Además de la integración de la infraestructura regional, la IIRSA también busca la “coherencia” de las políticas, planes y sistemas reguladores e institucionales entre los Estados. La implementación de la IIRSA es coordinada por los doce países y por tres Instituciones Financieras Internacionales (IFIs): el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (FONPLATA). El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil también financia algunos proyectos. La cartera de proyectos de la IIRSA contiene 335 proyectos (289 de transporte, 40 de energía y 6 de telecomunicaciones). La IIRSA es una política de reforma estructural basada en la necesidad de extracción de recursos y creación de una base física para que las corporaciones transnacionales expandan sus actividades y controlen los territorios y recursos estratégicos, como las fuentes de energía, agua y biodiversidad, completando así el círculo vicioso del endeudamiento financiero, social y ecológico.

¿Qué tiene que ver el Banco del Sur con el BNDES?
El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) es un banco estatal creado en 1952 con el objetivo de impulsar el desarrollo económico y social de Brasil. El Banco no sólo invierte en empresas públicas y privadas, y financia proyectos de inversión, sino que también participa activamente en la formulación de políticas públicas nacionales y en la estructuración de diversos aspectos de las relaciones económicas externas del país, invirtiendo volúmenes crecientes en países vecinos. Actualmente el BNDES incorpora en su misión, el objetivo estratégico de actuar como una institución financiera de integración Sudamericana a través del financiamiento de la exportación de bienes y servicios brasileros y de inversión directa de empresas brasileras en el exterior. Desde 1997, el BNDES desembolsó U$S 2.588.749.000 en proyectos, en su mayoría megaproyectos de infraestructura que causaron impactos socioambientales muy negativos y promovieron la exportación del capitalismo brasilero, convirtiéndose así en otro mecanismo de endeudamiento ilegítimo. El BNDES también participa de las negociaciones en torno al Banco del Sur. Esto nos lleva a preguntarnos si el BNDES servirá como modelo para el Banco del Sur y si el gobierno brasileño dejará de invertir financiera y políticamente en el Banco del Sur, ya que cuenta con su propio instrumento de financiamiento que cumple con sus intereses en la región.

¿Qué queremos hacer?
Tenemos que garantizar que los gobiernos involucrados en la construcción del Banco del Sur respeten y promuevan el derecho básico de la sociedad a la información y la participación. Esta participación tiene que ser calificada, por lo que el primer paso es llevar este debate al interior de cada organización y movimiento. A continuación se presentan alguna propuestas de actividades:
- Realizar debates, talleres en cada organización y movimiento social sobre la importancia de este Banco y que la sociedad se apropie de su creación;
- Realizar audiencias públicas solicitando a los gobiernos transparencia y participación.
- Solicitar reuniones con los Ministerios de Hacienda/Economía y Relaciones Exteriores.
- Distribuir información sobre el Banco y las demandas de los movimientos y organizaciones sociales en la sociedad en general y en los medios de comunicación.
- Firmar y difundir las Cartas Abiertasa los presidentes sobre el Banco del Sur, e impulsar otras iniciativas de pronunciamiento colectivo.


Por Fabrina Furtado

Rede Brasil sobre Instituciones Financieras Multilaterales,
Jubileu Sur Brasil y
Jubileo Sur/Américas

Diciembre 2007

Por más información:
http://www.rbrasil.org.br
http://www.jubileubrasil.org.br
http://www.jubileosuramericas.org

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